jueves, 19 de enero de 2023

Máscara contra Bikini: La inesperada joya del cine de ficheras.

René Cardona es indudablemente uno de los personajes más importantes en la historia de la lucha libre mexicana (Lo anterior a pesar de no haber sido parte de dicho gremio). No obstante, gracias a su labor como guionista, director y productor de cine pudo llevar a la lucha libre a la pantalla de plata y así construir un entrañable universo cinematográfico que sirvió para enriquecer al cine fantástico mexicano y, al mismo tiempo, dejar el acervo visual más importante sobre los luchadores de la llamada edad de oro.

Cardona, dejó la silla de director a inicios de la década de los ochentas pero no se retiró totalmente de la industria del cine. Bajo su faceta de guionista escribió "Máscara contra bikini" y con esta intervención marcó su última participación en una producción cinematográfica de temática de lucha libre.

En esta producción Cardona dejó de lado los elementos fantásticos y detectivescos que caracterizaron a su universo luchístico y se centró en contar una historia de lucha libre "tras bambalinas". El libreto del filme, también conocido como "Se sufre pero se goza", recuperó la esencia del que escribió Jesús Vélazquez para "Las Lobas del Ring" (película dirigida por el propio René Cardona) pero es inesperadamente más genuino al no contar con una trama policíaca.

El cine de luchadores no esta asociado a las excelsitudes técnicas ni suele tener mayor pretensión que entretener, sin embargo, a menudo es víctima de rudeza innecesaria por parte de los puristas del cine y "Máscara contra Bikini" no es la excepción, peor aún, cuando cuenta con un doble estigma por ser también una película que pertenece al llamado cine de ficheras. 

No obstante lo anterior y sin pretender entrar en cuestiones técnicas y artísticas que no me competen, quisiera decir las virtudes que, desde el punto de vista de la lucha libre, encuentro en esta "sexy comedia".

“Máscara contra Bikini”, tal y como veinte años atrás lo hizo “Las Lobas del Ring”, se aleja por completo de los elementos característicos del cine de luchadores y en su lugar plantea problemas reales del arte del gotch y soluciones lógicas para ellos. La arena “El Deporte” atraviesa una época de decadencia y falta de creatividad que es visible en la pobre asistencia al recinto administrado por "Herculano" (Guillermo Rivas). La presentación de “Belcebú, el caliente”, un luchador famélico y marihuano, termina por hastiar a la fiel pero escasa afición y motiva al empresario a buscar nuevas ideas y una sociedad comercial que saque adelante el negocio. 

Herculano encuentra la solución a sus problemas en Elpidio Echeverría (Rafael Inclán), un sibarita que se jacta de ser un mecenas del deporte y cliente frecuente de la cantina “Deportivo Veracruz”. El gusto de Echeverría por las bebidas espirituosas y las mujeres de la vida galante le dan la idea para salir al rescate de la arena “El Deporte”.

Tal y como sucedió con la película dirigida por René Cardona, la lucha libre femenil será determinante para recuperar el interés de los aficionados, sin embargo, a diferencia de “Las Lobas del ring” ellos no echarán mano de reconocidas luchadoras para llevar a cabo su plan, sino que entrenaran como tales a ficheras y vedettes.

En este punto valdría abrir un paréntesis y subrayar el daño que Rafael Barradas le hizo a la lucha libre femenil puesto que no deja de ser muy significativo como, desde 1965 y hasta 1984, la industria cinematográfica no solo estaba convencida del potencial taquillero de las mujeres, sino que también veían con claridad una fórmula que varios años después Vince McMahon llevó hasta la cima –Las Divas-. Por el contrario, en lugar de encontrar el apoyo que se merecían, nuestras mujeres se toparon con vetos y bloqueos propios de una mente misógina y autoritaria. 

En fin, siguiendo con la película vemos como Elpidio, de forma completamente casual, conoce a Flor Noriega –Roselle- y tras ver sus impresionantes cualidades estéticas y atléticas logra convencerla para para fungir como entrenadora de las ficheras del “Deportivo Veracruz”, no obstante, eventualmente la misma también se desempeñará como matchmaker y talento de la arena conocida ahora como “El Destape”. 

Al respecto cabe hacer un segundo paréntesis y mencionar que uno de las mayores virtudes de esta “sexy comedia” es la elección del reparto femenil ya que estas actrices, mejor dicho, vedettes, no solo cumplieron con el típico rol de atractivo visual que tenían en este tipo de películas, sino que debido a sus destrezas en danza, contorsión y nociones del espectáculo, lograron tener un desempeño en el ring que iba desde aceptable hasta muy bueno. 

El contexto de la época favoreció su lucimiento. Durante los ochentas los combates de lucha libre profesional ya tenían mayor variedad de presas que los usados en la década de los sesentas y un alto porcentaje de las secuencias en el ring pertenecían al grupo de movimientos conocido como “figureo” –movimientos estéticos y visualmente atractivos, pero poco eficaces en un combate real-. Este estilo de lucha le vino como anillo al dedo a un grupo de actrices y vedettes acostumbradas a complejas coreografías de baile y fue por eso que lucieron tanto –Sin duda, de haber estado vigente este estilo cuando se grabó “Las Mujeres Panteras”, Eda Lorna y Tongolele hubieran podido ejecutar espectaculares secuencias de figureo-.

 Volviendo a la cinta, el elenco de la arena “El Destape” queda integrado por una parte por las chicas del gimnasio; Nora "la Sansona" (Dora Elsa), Sara (Marlene Martín), Rosa (Beatriz Olea) y Elsa la Tapatía (Elsa Montes) y, por el otro, la variedad del deportivo Veracruz;  Diana “La Culichi/La Temible”/La Dama Enmascarada" (Martha Stringel), Isabel “La Churrasco” (Ana di Pardo) y “Mirta La Bronca” (Myrra Saavedra). Al final, se ve a Sara y Rosa entrenando lucha pero ninguna de las dos aparece como parte del elenco final.
Un hecho anecdótico pero digno de resaltar es que tal y como sucede en la película en la vida real varios luchadores se vincularon al gremio de bares y restaurantes para poder solventar sus gastos durante sus pininos en el pancracio. De hecho, por cuanto hace al CMLL, sus luchadores se encuentran afiliados al sindicato de trabajadores de restaurantes así que eso de tener luchadores meseros no es ninguna ocurrencia de la película.
 
Uno de los detalles a destacar es "el bautizo" de las luchadoras y esto es debido a que el mismo se realiza a la usanza clásica, esto es, ponerles un nombre de batalla acorde a la personalidad y biografía de cada una de ellas -Una practica que en buena medida hoy se encuentra olvidada y cuya ausencia es una de las causantes de que no exista comunión entre luchador y personaje-. En el mismo orden de ideas se encuentra el cambio de nombre de la arena pues se desecha el poco atractivo nombre de "El Deporte" por el muy sugerente nombre de "El Destape". Una adecuada selección de nombres es parte del éxito de un luchador o empresa.
Otro punto a destacar son las sesiones de entrenamiento pues en ellas no solo vemos como destaca Elsa Montes por sus habilidades atléticas sino que, además, presenciamos algo habitual en la lucha libre, esto es, la creación de movimientos a partir de accidentes y de movimientos mal ejecutados (La Atlántida nació así). Lo anterior se ejemplifica cuando, al intentar llevarse en rana a su oponente, esta y Elsa Montes terminan "inventando" el Canadian Destroyer. 

En la misma línea creativa se encuentran los atuendos, el entusiasmo y hasta el estilo de las actrices y vedettes para ingresar al ring. Ideas que en su conjunto ahora se consideran esenciales del espectáculo. Las escenas en la arena tienen varios elementos a rescatar. Uno de ellos es la presencia de Fito Bonales, la voz del toreo, mostrando varias de las virtudes que lo situaron como uno de los mejores en dicho oficio. Otro más es la visión que tuvo Rafael Elizondo para personalizar la entrada musical de cada una de las luchadoras, sin duda, con una visión del espectáculo superior a la de los promotres mexicanos de la época.

Así como la película muestra a un Fito Bonales en plenitud también hace lo propio con luchadoras como La Monsther, Reyna Gallegos, Selene y La Marquesa. Dado que tienen a su cargo varias de las escenas de acción podemos ver claramente cual era su nivel y propuesta de lucha en aquellos años.
Otro acierto de la cinta es que muestra a dos grupos antagónicos en el ring pero que pueden convivir armónicamente en vestidores -uno visión más realista que la reflejada en las películas de los varones-. Uno más es que muestran la decepción de la afición tras presenciar el destape de "La Dama Enmascarada" y descubrir que se trata de la ya conocida "Diana la Culichi". Otro que me viene a la mente es el de usar al promotor como referí, sin duda, una idea muy innovadora para su época.
Evidentemente, la mayor innovación es la que da el título a la película y que consiste en organizar una lucha de máscara contra bikini. La idea de apostar el bikini es lo más controvertido e inverosímil de la cinta debido a que en aquellos años ninguna comisión de box y lucha libre se hubiera atrevido a autorizar algo así, sin embargo, la idea no es mala y de hecho se llevó a cabo en los Estados Unidos varios años después bajo el nombre de "Bra & panties match". Nuevamente el mundo cinematográfico mexicano estaba varios pasos adelante de los promotores estadounidenses de lucha libre.
Ahora bien, es indudable que es positivo la búsqueda de fórmulas que despierten el interés del público y también es bueno tener presente que, originalmente, las apuestas no se reducían a una incógnita y el cabello sino que contemplaban incluso a la barba y el bigote. A final de cuentas originalmente el atractivo de una lucha de apuestas radicaba en que, valga la redundancia, el perdedor perdiera algo que realmente le importe.
 
La cinta concluye con una divertida batalla campal que tiene como principal atractivo ver al boxeador Rubén "Puas" Olivares recibiendo un costalazo de La Monsther y a la cómica Lupita Peruyero  una quebradora de La Marquesa.  En fin, los elementos asociados a la lucha libre que se exponen en esta cinta no son obra de la casualidad porque, para la adaptación del guión, René Cardona contó con la colaboración del ex luchador Fernando Oses.
"Máscara contra Bikini" es una película que difícilmente será estudiada en las escuelas de cine pero que tiene varios elementos valiosos para nosotros los aficionados a la lucha libre.

El Dato: Esta cinta y "La horripilante Bestia Humana" son las dos únicas películas de luchadoras de las que está plenamente acreditado que cuentan con una versión "sin censura" en donde hay mayor presencia de desnudos.