Antonio
Peña era homosexual. El universo Peña no se puede entender si solo se
tienen en cuenta sus plagios pero no a sus ideas originales -y viceversa-,
mucho menos si no se analiza su obra desde la estética gay -siendo esa la razón por la cual empecé este artículo con tan categórica afirmación-.
La estética
de sus espectáculos, personajes e incluso indumentaria, tienen que ver
mucho con las influencias que Peña tenía de los lugares "de ambiente"
-término que antaño era usado para referirse a los centros nocturnos
para homosexuales-. Por ejemplo, "Winners", un personaje supuestamente
juvenil pero cuya caracterización era completamente anacrónica y que más
bien correspondía al vestuario de los bailarines de las
cabareteras y de los go go dancers de los setentas (Por cierto, la máscara de este luchador estaba inspirada en la de “Dalia Negra”, el
personaje que Antonio Peña utilizó para sutilmente “salir del closet”-).
Bajo
esta dinámica fue que en 1995 Antonio Peña desarrolló un par de
rivalidades "sui generis" en donde trató de darle un toque diferente a la añeja formula del
conflicto entre fraternos.
Las rivalidades entre Súper Caló y Winners y la de Volador con
Misterioso, más que un pique entre amigos parecían un conflicto entre
amantes (especialmente el de los segundos). El match entre
Volador y Misterioso tiene muchos detalles interesantes a pesar de ser
una de las peores luchas de apuestas de las que tengo memoria. El
planteamiento de la rivalidad es simple: Misterioso y Volador, otrora
aliados, entran en conflicto por una confusión en donde el primero asume
que el segundo lo agredió durante una lucha.
El conflicto escala hasta
una lucha de apuestas que se ve frustrada por un ficticio accidente
automovilístico de Volador que sirvió para dar pauta al bromance entre
Winners y Súper Caló. Por lo anterior la rivalidad entre los luchadores de las estrellas tuvo que postergar su conclusión.
La
rivalidad no funcionó y el match tampoco. El
planteamiento del problema fue malo y la interpretación, peor. Ante la poca convincente
interpretación de un rudo por parte de Misterioso se tuvieron que apoyar
en dos villanos de capacidad probada (El Tirantes y Blue Panther) para
que la lucha tuviera sus picos de dramatismo. Destaca también el hecho
de que Ramón Ibarra no reconoció la superioridad de Roberto Castillo
porque en ninguna de las dos caídas que perdió lo hizo de forma limpia.
¿Cuál
es el trasfondo del match entre los luchadores de las estrellas? Una fantasía homosexual en donde el ring hizo de cinemascope para que Antonio
Peña pudiera proyectarse.
En resumidas cuentas la historia es la siguiente: Ramón es injustamente agredido por Roberto
quien ante la pasividad de aquel decide violentarlo. Las agresiones continúan
hasta que ambos se encuentran con un enemigo en común de modo
tal que, cuando Ramón está a punto de ser violentado por esta amenaza, aparece Roberto para impedirlo. Ramón interpreta este acto como
señal de que aún hay algo entre los dos -aunque en realidad Roberto solo
pensaba en salvarse a sí mismo- y por ello decide enfrentarse al enemigo en común y sacrificarse. Roberto, avergonzado, finalmente recapacita e intenta remediar su error ante la oposición de Ramón.
En efecto, suena
a la historia de un chacal closetero que a pesar de que trata como
basura a su pasivo, este es totalmente sumiso a él y por ello el primero
se sale con la suya -fue Roberto quien inició el conflicto-.
Evidentemente los luchadores fueron ajenos a esta fantasía homoerótica
de su promotor, el bromance por excelencia en la lucha libre mexicana,
mismo que concluye con un casi amoroso toque de espaldas. Para colmo de males, a Volador se le quebró la voz cuando repitió el dialogo que Antonio Peña ideo para justificar su actitud: ”Al impedir que Blue Panther me
hiciera el martinete, Misterioso me salvó la vida y por eso no podía
ganarle así”.
Un hecho curioso es que Octagón fungió como analista para la televisión y durante la
transmisión insinuó un par de veces el trasfondo homosexual de la
trama.
P.D.
Habían varias opciones para provocar la descalificación de Volador Jr.
pero Antonio Peña fue enfático en realizar el toque de espaldas tal y como se hizo.