jueves, 4 de enero de 2024

El Santo: El Internacional.

Voy a iniciar el presente post con una afirmación categórica: El Santo es la máxima estrella que ha dado la lucha libre mexicana.

Dicha frase debe de entenderse tal cual, esto es, que estoy hablando de su estatus como figura y parte de la cultura popular mexicana, más no lo estoy reconociendo como el mejor luchador mexicano de la historia -título que ni siquiera se le concedió cuando estaba en activo-.

Ahora bien, en honor a la verdad hay que admitir que la hoja de vida del también llamado "enmascarado de plata" reúne varios méritos que hacen que su postulación a lo mejor de nuestra historia sea una de las dos candidaturas más serias que puedan ponerse sobre la mesa para reclamar tal título.

Rodolfo Guzmán "El Santo" tiene la peculiaridad de que debe de aparecer, si o sí, tanto en los tops sobre los mejores luchadores técnicos y rudos de la historia. En efecto, la carrera del luchador por antonomasia no puede entenderse sin su brillante y apasionante etapa como luchador rudo, de hecho, en su estilo de lucha nunca dejaron de estar presentes varios de los elementos que, desde las rudezas, lo hicieron un consentido de la afición y posterior ídolo en el bando técnico.

Ahora bien, es un hecho que Guzmán fue parte de varios proyectos fallidos y que solo alcanzó el éxito hasta que se convirtió en El Santo. Él le debe mucho de su popularidad a Don Jesús Lomelí, José G. Cruz y René Cardona, sin embargo, también es un hecho que la genialidad de estos tampoco hubiera servido de nada de no haberse dado la irrepetible simbiosis que hubo entre persona y máscara.

El Santo fue un genio de la ironía y del cinismo antes de ser un aclamado ejemplo de la pulcritud, su estilo de lucha era tan aguerrido como espectacular y aunque el mismo admitía no ser el más dotado técnicamente hablando, tampoco era un impedido y, de hecho, su experiencia en el ring y en los foros del cine, le dieron una noción del espectáculo que le permitieron seguir dando luchas atractivas incluso durante su senectud.

La versatilidad del también llamado "profe" le permitió poder contar anécdotas que iban desde su capacidad para hacer rabiar tanto a sus rivales como al público así como de conseguir que, de forma consecutiva, esa misma audiencia llenara auditorios y hacerlos corear su nombre al unisono. Enfrentó desde pistoleros hasta otros luchadores mediáticos de la época y a excepción de los famosos episodios en donde fue barrido en el ring, por lo general obtuvo saldo a favor durante todas las décadas en las que se mantuvo en activo. Su longevidad no solo fue física sino también de propuesta puesto que a pesar de que evidentemente su estilo de lucha se fue haciendo viejo, no menos cierto es que sus nociones del espectáculo le permitieron escribir brillantes episodios como el que construyó al lado de Bobby Lee ya en la parte final de su carrera.

Dicho lo anterior toca el turno de hablar de las objeciones a su nominación siendo la más recurrente su falta de éxito internacional, lo cual es un hecho innegable, sin embargo, en honor a la verdad hay que decir que es preciso contextualizar del porque de esta situación.

De inicio me gustaría hacer un paralelismo con El Santo y Pelé debido a que ambos se les crítica exactamente por lo mismo: Haber desarrollado su carrera, prácticamente en exclusiva, en su país natal. Esta crítica me parece absurda porque se realiza desde la perspectiva de un contexto moderno y se ignora por completo al de la época. En el caso de Pelé en aquellos años no había la diferencia entre las ligas europeas y sudamericanas que existen hoy día, la cobertura de los torneos europeos en nuestro continente era mínima y la mayoría del talento americano deseaba desarrollarse en las ligas locales, de hecho, las principales ligas sudamericanas tenían tanto o más prestigio que las europeas. Vaya, ni siquiera hay un comparativo entre el número de extranjeros con los que contaban los clubes europeos en aquellos años con los que utilizan hoy día. Aunado a lo anterior los logros a nivel selecciones prácticamente estaban a la par entre los representativos de uno y otro continente. En América, la fantasía más recurrente de nuestros futbolistas era jugar al lado de Pelé en el Santos de Brasil porque este era un equipo top en una liga top. El argumento para restarle valor a la trayectoria de "O´Rei" no tiene validez. ¿Puede decirse algo similar de El Santo? Es posible.

Cuando el Santo debutó con dicho personaje ya tenía alrededor de un lustro que en los Estados Unidos se había perdido por completo el interés por los pesos medios y welter (las categorías en las que el enmascarado de plata desarrolló su carrera) y alrededor de tres años de que el hoy CMLL administraba al campeonato mundial medio en nuestro territorio. Gus Kallio, la otrora figura de la categoría, ya rondaba los cincuenta años cuando le entregó su título a Octavio Gaona. Lo anterior implica que Estados Unidos abandonó a estas categorías y que por lo tanto los luchadores de pesos intermedios no tenían una área para su desarrollo profesional en aquella nación. En aquel entonces era irrisorio que un ciudadano estadounidense se planteara desarrollarse profesionalmente en México de modo tal que, durante varios años, los gringos no formaron parte de la elite en las categorías medio y welter.

¿Luego entonces en dónde estaba ubicada "la meca" de ambas categorías? En nuestro país. En efecto, dado nuestro peso y estatura promedio ambas divisiones tenían una amplia oferta de buenos luchadores mexicanos. A nivel mundial la elite de los pesos welter y medios era la que se presentaba en la capital del país bajo el patrocinio de Salvador Lutteroth. Esto implica que El Santo desarrolló su carrera en la liga más competitiva que podía existir en aquellos años para estos pesos.

¿Y qué hay con los japoneses? Ni siquiera existían en el mapa porque la Japan Pro Wrestling Alliance apareció hasta mil novecientos cincuenta y dos (nueve años después del debut de El Santo) y enfocándose en los luchadores de peso completo.

No había un mercado para que El Santo pudiera desarrollarse en el extranjero y aunque existían mexicanos destacando en los Estados Unidos (Apolo Anaya, Rito Romero y Black Guzmán), estos podían competir en la división de los completos. De hecho, durante una corta temporada como elemento sin máscara se presentó en Estados Unidos al lado de sus hermanos pero no funcionó porque además de su poco peso y estatura su imagen no era carismática.

Cuando El Santo finalmente se presentó enmascarado en los Estados Unidos ya rondaba los cuarenta años y debido a la calidad de la vida de la época ya era considerado como un luchador veterano. Además, dado su peso, estatura y ahora edad, era imposible que pudiera revertir la predilección que los estadounidenses tenían hacia los luchadores de peso completo, no obstante, durante este periodo obtuvo un más que respetable porcentaje de efectividad del 90% en territorio estadounidense.

Para el tiempo en que en Japón creció el interés hacia los pesos intermedios El Santo ya rondaba los sesenta años.

En conclusión, no existieron las condiciones para que El Santo pudiera desarrollarse en el extranjero, sin embargo, sí compitió en el territorio que tenía a los mejores luchadores de las categorías medio y welter a nivel mundial y el hecho de que dicho territorio fuera nuestro propio país no le resta ningún mérito.

El Santo tiene puntos débiles y el más sensible de todos es su técnica de lucha, sin embargo, su falta de éxito en Japón y Estados Unidos no es uno de ellos simple y sencillamente porque no existían las condiciones para que el mismo se diera aunado a que él compitió, y triunfó, en el circuito que tenía a los mejores luchadores de su peso.