Han
pasado varios años desde que Arturo Casco “La Fiera” cautivó a los
escenarios colíseinos y se convirtió en uno de los más grandes ídolos
del CMLL. La Fiera, fue un luchador que rompió moldes y que sentó los
precedentes de un estilo que, hasta el día de hoy, sigue influyendo en
los modernos luchadores. Al igual que muchos, no fue profeta en su
tierra.
Casco
representa al último poblano que se volvió un referente de la lucha
libre mexicana pues desde su partida ningún otro paisano suyo ha
alcanzado su grado de influencia y protagonismo en el CMLL.
La
arena Puebla, “El Templo del Dolor”, se ubica en la capital del estado y
es un fiel reflejo de la entidad como también lo es el elenco que se
prepara dentro de sus paredes. De un estado tradicionalista y
conservador solo podría esperarse una filial colíseina que compartiera
ambas características, de hecho, entre las tres principales sedes son
ellos quienes ofrecen la propuesta de lucha de sabor más añejo.
En
el mismo orden de ideas, el luchador poblano previsiblemente comparte
las características físicas de los habitantes de la región, esto es,
suelen ser elementos de baja talla. No obstante, sus características
físicas y su propuesta tradicionalista deberían de ser más virtudes que
defectos.
En
el caso del luchador colíseino poblano podría parafrasearse aquello de
“Tan lejos de Dios y tan cerca de la CDMX” debido a que por su cercanía
con Dr. Lavista y Perú 77 su sede es usada prácticamente como la quinta
fecha del elenco capitalino, sin embargo, esto perfectamente también
puede verse como una ventaja.
Es
cierto que bajo la administración de la familia Mar la arena Puebla ha
tenido buenas épocas, sin embargo, la ausencia de referentes en la
entidad ha creado un vacío en lo que respecta a la identidad y el sello
del luchador poblano. La Fiera fue un ídolo, pero no dejó escuela, los
ídolos locales del pasado no trascendieron a las fronteras del estado y
las hazañas de Estrella Blanca (poblano adoptivo), de tan remotas, le
debe de sonar a los jóvenes como pasajes de tiempos bíblicos.
Loco
Max y Skándalo fueron los dos nombres de luchadores poblanos que más
sonaron durante la primera década del siglo XXI, sin embargo, ninguno de
los dos logró la consagración. Tiempo después, durante el lapso en el
cual TVC transmitió las funciones poblanas, se llegaron a conocer
nombres como los de Siky Osama, Toro Bill Jr., Asturiano, Policeman y
Espíritu Maligno, entre otros, coincidiendo dichas transmisiones con las
apariciones furtivas de algunos de ellos en la CDMX, sin embargo, a
pesar de su talento no lograron quedarse. Eran otros tiempos.
Varios
años después, con la transmisión de las funciones por YouTube,
nuevamente se vivió cierto periodo de popularidad para la arena y
elenco, pero nuevamente no se pasó de apariciones furtivas y de
presentaciones anecdóticas como la que el Batallón de la Muerte tuvo
dentro del CMLL Informa.
No
puede decirse que el luchador poblano sea un producto de mala calidad,
al contrario, lo que sí creo es que todos los involucrados no han
explotado sus cualidades a efecto de ocupar el lugar que realmente se
merecen. Afortunadamente para ellos, veo indicios de que esto pueda
mejorar.
En
buena medida al éxito del proyecto del CMLL-GDL y gracias a la
filosofía de la presente administración de PROMECOR, se están sentando
las bases para ver lo que es la mejor etapa para la lucha libre poblana
en décadas. En efecto, el intercambio de talentos y el respeto mutuo
entre el elenco de la sede capitalina y tapatía, benefició de rebote al
elenco poblano. El resto, es mérito absoluto de los luchadores e
instructores “pipopes” cuya calidad no solo les ha permitido no
desentonar del resto en sus intervenciones en la Arena México sino
incluso, destacar.
Previo
a esta etapa existía una buena selección de talento poblano pero el
mismo estaba disperso, carente de identidad y sin rumbo. Hoy, finalmente
Guerrero Maya Jr., Stigma, Arkalis y Pegasso integran un equipo. Su
nombre, Fuerza Poblana, es poco comercial, pero tenerlos juntos ya es
ganancia.
Su
esfuerzo, individual y colectivo, los llevó de ser simples invitados a
convertirse en protagonistas de varios de los torneos del CMLL e incluso
en uno de ellos Stigma logró ganar el mundial super ligero del CMLL. La
buena aceptación hacía las guerras entre escuelas colíseinas y hacía el
elenco poblano, dio pie para que El Perverso volviera a la CDMX y que
Rey Samuray hiciera su debut en la Arena México.
Ya
hay una identidad, logros individuales y concepto –poco comercial pero
ya existe-, ¿Qué falta? Retroalimentación, que lo que salga de Puebla
regrese a Puebla, que los nuevos exponentes se vuelvan referentes e
inspiración para los luchadores de la entidad, sinodales.
Decía
líneas atrás que ser de poca talla no tiene que ser un defecto, ¿Por
qué? Porque el luchador liviano tiene áreas de desarrollo tanto entre
Los Pequeños Estrellas como entre los pesos ligeros y welter. Es por eso
que deben de provechar sus características para, por lo menos, tomar
por asalto estas divisiones, ser especialistas en las mismas y de ahí
para el real.
Tampoco
lo es ser vecinos de la CDMX porque eso se traduce en la posibilidad de
aprender a partir de la observación de las estrellas colíseinas que
pisan su estado con frecuencia o, si aumentan de nivel, tener los
argumentos necesarios para que su propia afición se haga notar y exija
que puedan alternar con ellos,. No verlos como usurpadores sino como una
inspiración para mejorar.
Veo
condiciones para que los cuatro elementos que integran a la fuerza
poblana y los otros dos que se han presentado en la CDMX durante este
año, sean punta de lanza para algo aún mejor, pero para ello se requiere
de unión de grupo, voluntad y ausencia de grillas. No importa quien
esté, lo importante es que estén, que el talento poblano recupere
prestigio y que la suma de sus cualidades como pueblo y el espíritu del
estilo recio de que caracterizó a la dinastía Mar y la creatividad de La
Fiera, se apodere de ellos.
Hoy
día, al tener al campeón súper ligero y al de las micro estrellas, ya
se puede afirmar que son la escuela más dominante entre los livianos
colíseinos. Queda en su directiva y en ellos saber leer el momento a
efecto de mantener esta hegemonía y a partir de ahí buscar mayor
protagonismo y hacer del templo del dolor una complicada aduana para
cualquiera.